Comunicador y divulgador ambiental
Director CHEGRANA
El mundo se encuentra en una situación límite, agravada por la pandemia de COVID-19, que nos debe llevar a un punto de inflexión. De la reflexión sobre los peligros y amenazas, y de la reacción con nuevas políticas y la respuesta de la sociedad civil, dependerá que entremos en un punto de no retorno, o tengamos esperanza en nuestro futuro.
La Humanidad en su historia se ha encontrado en otros desgraciados episodios de crisis sanitarias: la Peste de Atenas durante la Guerra del Peloponeso, la Plaga de Antonino, la Peste Bubónica, la Peste negra, la “mal llamada” Peste Española, la Viruela, el Sarampión y, por desagracia, muchas más. Todas ellas dejaron un panorama desolador por donde pasaron, pero también un espacio de reflexión para encontrar salidas.
Podemos entrar en el espejismo de creer que la COVID-19 ha producido una bajada de la contaminación y entrar en la miopía de acomodarnos y no solo no incentivar las medidas contra el cambio climático, sino ante la incipiente crisis económica y financiera, relajar y reducir las acciones y objetivos ambientales a alcanzar fijados en la Cumbres Internacionales del Clima.
Un estudio desarrollado por investigadores del Centro de Tecnologías Físicas de la Universitat Politécnica de València (UPV) indica que los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno, uno de los principales responsables de la contaminación del aire, han disminuido una media del 64 % en las principales ciudades españolas tras las medidas decretadas para la lucha contra la COVID-19.
También se ha producido una disminución de la de generación de residuos, debido en gran parte al cierre de actividades comerciales, tanto del sector servicios (incluida la restauración) como de otras actividades no esenciales. Como ejemplo entre las grandes ciudades, Barcelona ha visto reducida su producción de residuos al nivel del año 1989, un 24 % respecto al período inmediatamente anterior al estado de alarma.
Estos escenarios de bajos niveles de dióxido de nitrógeno y de reducción de generación de residuos, en periodo de COVID-19, solo son, en cualquier caso, un mínimo respiro para el planeta, poco más.
Una reciente investigación de la Universidad de Bolonia (Italia), en colaboración con las universidades de Bari, Milán, Trieste y de la Sociedad Italiana de Medicina Ambiental, demuestra la relación directa entre la contaminación ambiental por partículas en suspensión con la velocidad de propagación del coronavirus en el norte de Italia, concretamente en la región de la Llanura Padana, donde el contagio ha sido mayor que en otras zonas de Italia, llegando a la conclusión de que las concentraciones de partículas atmosféricas funcionan “como factor vehicular del virus””
La ciencia nos advierte de que la degradación ambiental del planeta aumenta el riesgo de futuras pandemias, no deberíamos olvidarlo.
La historia nos muestra que en general las salidas de las crisis financieras suelen ocasionar políticas en las que se pospone la lucha contra el cambio climático y, por lo tanto, perjudiciales para la calidad del aire y, con el argumento de la necesidad de salir de la crisis, se adoptan medidas que van en detrimento de las políticas ambientales.
Ningún país debería relajar sus políticas medioambientales por la pandemia de COVID-19.
En octubre de 2018, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicó un informe denominado Global Warming of 1.5 acompañado de más de 5.000 referencias científicas y con la firma de casi un centenar de investigadores de 40 países, que ya advertía de las graves consecuencias para la humanidad de un aumento de la temperatura media del planeta de 2 °C, reclamando medidas urgentes para limitar ese aumento como mucho a 1,5 °C.
Ese medio grado, que nos puede parecer insignificante, puede ser decisivo para nuestra humanidad dentro del presente siglo. El siguiente cuadro nos muestra alguna de las diferencias.
aumento de temperatura |
1,5 grados |
2 grados |
|
|
|
población sin acceso al agua |
350 millones |
410 millones |
número de veranos sin hielo en el ártico |
1 cada 100 años |
1 cada 10 años |
aumento del nivel del mar |
40 cm |
46 cm |
especies vertebrados en peligro de extinción |
4% |
8% |
especies vegetales en peligro de extinción |
8% |
16% |
pérdida de insectos |
6% |
18% |
deterioro de ecosistemas |
7% |
13% |
suelo ártico derretido |
4,8 mill. Km2 |
6,6 mill. Km3 |
reducción rendimientos cultivos |
3% |
7% |
pérdida de arrecifes de coral |
70-90% |
99% |
disminución de la pesca marina |
1,5 mill toneladas |
3 mill toneladas |
población expuesta a olas de calor |
14% |
37% |
Resumen Informe Global Warming of 1.5 IPPC |
Cada uno de los parámetros señalados, de manera independiente producen consecuencias devastadoras para el mundo no solo a nivel ambiental, sino a nivel económico-social y sanitario.
No nos damos cuenta y olvidamos que medioambiente, economía y salud son eslabones de la misma cadena, no pueden convivir disociados, si queremos pervivir.
El Informe Climate Watch nos muestra un escenario en el que, para tener la posibilidad de mantener el calentamiento a 1,5 °C a final de siglo, se tendrán que reducir un 45 % las emisiones de CO₂ con respecto a 2010 antes de 2030, y en el intervalo entre los años 2040 y 2055 hemos de haber conseguido la descarbonización total de la economía, y la neutralidad absoluta en emisiones de gases efecto invernadero. Así lo indica el siguiente gráfico, según los datos del Informe Climate Watch:
Si seguimos analizando análisis científicos según el Informe Climate Action Tracker (CAT) las previsiones actuales indican que en ausencia de políticas favorables (es decir actual situación) se espera que el calentamiento global alcance 4,5 °C para fines de siglo. El mismo análisis estima que en un escenario de “políticas optimistas” que tiene en cuenta políticas adicionales y planificadas, (aún no implementadas), la estimación del calentamiento promedio sería de 2,9 ºC.
Las conclusiones son escalofriantes, hay una brecha tan sustancial como aparentemente insalvable entre lo que los gobiernos prometieron hacer en las pasadas Cumbres del Clima celebradas, señalando como más representativas las de Kyoto 1997, pasando por Paris 2015 y reciente de Madrid 2019, para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2jºC y limitar este aumento a 1,5 ºC y lo que realmente se está haciendo para conseguirlo.
Por lo tanto, el “Día Después” de la recuperación sanitaria, como civilización debemos tener premisas, mentalidad y voluntad claras; el planeta tiene un límite y el desarrollo económico y las políticas ambientales deben ir unidas, formar parte de un todo.
La naturaleza, nos da recursos para desarrollarnos y progresar como sociedad, si no la respetamos, estamos comprometiendo seriamente a las futuras generaciones.